Este proyecto nace con un objetivo claro: adaptar una vivienda familiar a una nueva etapa de vida, en la que sus propietarios —ahora sin hijos en casa— necesitaban un hogar más funcional, luminoso y conectado, sin renunciar a la calidez y al carácter del espacio original.
La reforma partió de una reorganización de los usos: se amplió el salón y el dormitorio principal, reduciendo el número de habitaciones, y se abrió la cocina al comedor para ganar amplitud y aprovechar al máximo la luz natural. En el salón, se integró una nueva chimenea de gas revestida en mármol Emperador, y se diseñaron dos columnas a medida que, además de ocultar un pilar existente, generan una sutil transición entre el salón y el comedor, permitiendo que la luz fluya sin interrupciones desde la fachada hasta el fondo de la estancia.
Uno de los retos del proyecto fue mantener la conexión visual y espacial entre las zonas comunes sin perder intimidad. La solución llegó con la incorporación de puertas de la firma Albed: entre la cocina-comedor y el recibidor, estas piezas permiten el paso de la luz gracias a sus cristales, mientras que una malla de aluminio con efecto textil aporta privacidad y suaviza la transición entre espacios.
La materialidad del proyecto parte del suelo original: una madera de sucupira que los clientes deseaban conservar. Esta decisión marcó el tono del diseño interior. A partir de ahí, se integró madera de nogal americano, que dialoga perfectamente con la sucupira, creando un ambiente envolvente y sereno.
Todo el mobiliario fue diseñado a medida, utilizando una paleta coherente de materiales y tonos: nogal, mármol Emperador y lacados en suaves colores arena. El resultado es una vivienda elegante, acogedora y funcional, que refleja la nueva forma de habitar de sus propietarios.
Vivienda Superficie 160 m2
Reformado en 2022