Desde el primer trazo, este proyecto nació con la intención de crear un hogar profundamente conectado con su entorno. Situada junto a un bosque, esta masía contemporánea se integra con naturalidad en el paisaje del Ampurdán. Cada proporción, cada decisión de diseño y cada material fueron elegidos con el propósito de respetar y dialogar con el lugar, buscando siempre una arquitectura serena, honesta y duradera.
La vivienda se compone de dos volúmenes principales unidos por transiciones suaves y medias alturas, lo que permite una circulación fluida y una convivencia armoniosa entre los espacios. En el primer volumen se encuentra el acceso, que da paso a las zonas de día: el salón con chimenea suspendida, el comedor y la cocina abierta, conectados visual y físicamente con el exterior. Un patio interior con fuente, diseñado especialmente para este proyecto, aporta frescura y calma en el corazón de la casa.
En el nivel superior se ubican los dormitorios, pensados como refugios tranquilos donde la luz y los materiales generan una atmósfera de descanso. El mobiliario, en su mayoría diseñado a medida, convive con piezas artesanales y objetos antiguos que aportan calidez y carácter.
El interiorismo sigue una línea de minimalismo cálido: tonos neutros, tejidos de lino, maderas naturales y detalles hechos a mano. Los sofás de Atemporal Home Interiors, las lámparas artesanales, las alfombras de fibras naturales y el uso de piezas únicas crean un ambiente sereno, acogedor y funcional.
En el exterior, el paisajismo, llevado a cabo por el estudio Local4, refuerza la conexión con la naturaleza. Una gran piscina de microcemento se abre hacia las vistas, una terraza elevada con bancos de hormigón invita a la contemplación, y un patio íntimo permite relajarse y desconectar del ritmo diario.
Esta casa es, ante todo, un espacio que cuida. Un lugar donde cada rincón invita a respirar, a parar y a reconectar. Un hogar pensado para vivir despacio y con sentido.
Proyecto en colaboración con GCA Architects
Vivienda Superficie 500 m2
Construido 2019